Un estudio realizado por expertos de la New Schoolfor Social Research
reveló que la lectura de ficción realza un conjunto de habilidades y
procesos del pensamiento fundamentales para las relaciones sociales
complejas características de hoy.
En un mundo dominado por las nuevas tecnologías, el debate sobre el
valor cuantificable de las artes y la literatura es una característica
común en la academia y la sociedad en general. Recientemente, un estudio
realizado por expertos de la New Schoolfor Social Research reveló que la lectura de ficción realza un conjunto de habilidades y procesos del pensamiento fundamentales para las relaciones sociales complejas características de hoy.
Los profesores David Comer Kidd y Emanuele Castano realizaron cinco experimentos para medir el efecto de la lectura de ficción en un grupo de participantes, basándose en la llamada Teoría de la Mente (ToM), un conjunto de habilidades mentales fundamentales para comprender al otro a través de procesos empáticos.
Para seleccionar los textos para su estudio, los investigadores se basaron en evaluaciones de expertos y definieron tres tipos de lectura: la ficción literaria, la ficción popular y la no ficción. Después de que los participantes leyeran textos de cada uno de los géneros, se les aplicó una serie de pruebas, como por ejemplo, mirar fotografías en blanco y negro de los ojos de distintos actores e indicar la emoción expresada por los mismos.
Así concluyeron que los participantes que fueron asignados a leer ficción literaria se desempeñaron significativamente mejor en las pruebas ToM que aquellos que se abocaron a la no ficción, aunque las temáticas abordadas dentro de los textos fueron todas de distinto corte.
Los profesores David Comer Kidd y Emanuele Castano realizaron cinco experimentos para medir el efecto de la lectura de ficción en un grupo de participantes, basándose en la llamada Teoría de la Mente (ToM), un conjunto de habilidades mentales fundamentales para comprender al otro a través de procesos empáticos.
Para seleccionar los textos para su estudio, los investigadores se basaron en evaluaciones de expertos y definieron tres tipos de lectura: la ficción literaria, la ficción popular y la no ficción. Después de que los participantes leyeran textos de cada uno de los géneros, se les aplicó una serie de pruebas, como por ejemplo, mirar fotografías en blanco y negro de los ojos de distintos actores e indicar la emoción expresada por los mismos.
Así concluyeron que los participantes que fueron asignados a leer ficción literaria se desempeñaron significativamente mejor en las pruebas ToM que aquellos que se abocaron a la no ficción, aunque las temáticas abordadas dentro de los textos fueron todas de distinto corte.
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